Natalia Ramírez es pastelera en sus inicios y se forma en heladería con posterioridad, en el centro Carpigiani Gelato University, de Bolonia. Es la propietaria de una heladería barcelonesa que quiere sorprender al consumidor con combinaciones inesperadas de dos y tres sabores en un mismo helado y con sorbetes de frutas exóticas. Además, la heladería Selvática abre todo el año, por lo que trabaja un surtido que cambia con las estaciones.

Desde sus inicios ha dado mucha importancia al veganismo como una tendencia consolidada. De ahí su constante búsqueda de alternativas a la leche de vaca a través de bebidas, cremas y natas vegetales, y a una reflexión en torno a una cultura heladera demasiado láctea en su composición.  

Si bien esta joven colombiana ha sabido llevar a sus helados parte del método Espaisucre en la aproximación al sabor, también ha sabido trasladar en sus complementos pasteleros la preocupación por la técnica de profesionales como Jordi Bordas y Jordi Puigvert. El control de los parámetros de la receta que ha aprendido de la formulación heladera ha tenido su traducción además en la elaboración de una pastelería que tiende a reducir el dulzor, a respetar la acidez de los cítricos y, en general, el sabor de la fruta. El objetivo es rehuir de una degustación demasiado lineal, ahora bien con pequeñas concesiones a sabores con los que el público está más familiarizado.