HomeEntrevistasRobyn Sue Fisher: “Decidí hacer realidad mi sueño con mis propias manos”

“Decidí hacer realidad mi sueño con mis propias manos”

“Decidí hacer realidad mi sueño con mis propias manos”
Robyn Sue Fisher
Sus palabras y argumentos parece que destilen a un mismo tiempo el idealismo y la candidez de los que acaban de llegar al sector y aspiran a poner en práctica sus valores más elevados. Y, sin embargo, tras esa aparente ingenuidad emerge una voluntad de hierro que ha llevado a Robyn Sue Fisher a materializar un sueño que parecía inalcanzable. No contenta con las mantecadoras del mercado decide patentar su propia máquina de nitrógeno líquido para conectar con una aspiración profesional y, sobre todo, personal, que arranca desde su niñez. El helado fresco y cremoso que guardaba en su memoria, el ideal de producto artesano al que se aferraba, es el que dice ofrecer en Smitten Ice Cream en San Francisco (Estados Unidos). Un helado que transmite el sabor de la materia prima fresca de la mejor calidad con una receta limpia, sin ingredientes “complicados” o “impronunciables”, como ella los define en Arte Heladero 194.

Fotos: AudreyMa

¿Cómo nace la idea de crear Smitten?

Antes de iniciar Smitten y estudiar en la Universidad de Standford, trabajé como consultora en el mundo corporativo. Aunque tenía éxito, siempre pensé que en el fondo soy una artesana y sentía que en este trabajo no estaba aprovechando mis aptitudes. Al mismo tiempo, veía como mi comida favorita, el helado, se había transformado en un producto irreconocible, y había caído bajo etiquetas de ingredientes impronunciables. Aprendí que el helado moderno ha puesto el foco en la durabilidad del producto antes que en el sabor. La niña que hay en mí se entristeció ante lo que se había convertido el helado, pero el “productor” que hay en mí sintió la emoción de lo que yo podía aportar al sector. Entonces decidí intentar devolver el helado a su forma más pura, mientras trabajaba en mejorar el sabor tal y como lo recordaba en el pasado. Realmente quería ser capaz de ofrecer algo nuevo y emocionante.

¿Cómo definirías tu filosofía de trabajo y tu helado?

La definiría como la libertad de expresión a través del helado. El helado debería cumplir con nuestros ideales, sin excusas. Arrepentirse de no hacerlo es peor que el fracaso.

¿Por qué has necesitado inventar una máquina para elaborar tu propio helado?

Quería dar un giro al helado, que pasara de ser un producto altamente industrializado a que estuviera dentro de la categoría de producto fresco. Lo mismo que ocurrió con el café que llegó a experimentar una gran industrialización para evolucionar más recientemente hacia un producto mucho más cuidado y fresco. En Estados Unidos, por ejemplo, se pueden encontrar desde el café más industrializado como Maxwell House y Folgers a todo lo contrario, como Peet's y Blue Bottle Coffee. Para convertir mi sueño en realidad necesitaba hacer cada helado al momento, lo mismo que ocurre con el café con la leche fresca y elaborado en tu cafetería favorita. Decidí hacer realidad mi sueño con mis propias manos.

"Inventé mi propia máquina patentada para perfeccionar el arte de mantecar helado fresco y puro en, aproximadamente 90 segundos, usando nitrógeno líquido y sólo con los mejores ingredientes"

¿Qué querías conseguir con esta nueva máquina?

Buscaba la más alta calidad de helado, sin duda. Quería obtener la mejor textura, usando sólo ingredientes realmente frescos y saludables, permitiendo que el incomparable sabor de la materia prima brillara a través del helado.

Inventé mi propia máquina patentada para perfeccionar el arte de mantecar helado fresco y puro en aproximadamente 90 segundos, usando nitrógeno líquido y sólo con los mejores ingredientes. Una máquina que utiliza unas aspas especiales y pequeñas cubas en las que se deposita el helado. En estos recipientes se va vertiendo nitrógeno líquido en función de la demanda de la clientela.

Primero puse Smitten en el mapa de Estados Unidos cuando aparecí con mi máquina diseñada ad hoc y denominada “Brrr™” en la carretilla de la marca Radio Flyer, vendiendo helado por las calles de San Francisco. Se empieza, así, a labrar el camino hacia un helado considerado de culto en Estados Unidos. De esos inicios humildes llegó la primera tienda en el barrio de Hayes Valley de San Francisco, en 2011. En la actualidad ya hay abiertas 5 heladerías Smitten en puntos estratégicos de Bay Area (Área de la Bahía de San Francisco). Desde entonces, los medios norteamericanos no han cesado de bendecir nuestros helados por su frescura, como Vogue, y presentarlos de forma destacada en publicaciones como Food & Wine, Forbes, Wired y TechCrunch. En ellos se definen las elaboraciones de Smitten como el helado perfecto.

¿Quiénes son los profesionales que más te han influido en tu trabajo y en tu estilo?

Más que profesionales concretos del sector, los que verdaderamente me inspira son los pequeños productores locales, quienes con sus propias manos crean sus “industrias”, siempre con respeto por el medio ambiente. Desde los ebanistas que usan la madera reciclada a los restaurantes que utilizan productos “feos”, es decir, que no han pasado los filtros de la apariencia que marcan los cánones estéticos para los alimentos, pasando por los diseñadores que reciclan telas. Creo en el poder de humanidad.

"Cambiamos nuestros sabores de temporada, toppings y helados cada 2 meses para mantenerlos frescos y mostrar la generosidad de la despensa de California"

¿Cómo evoluciona tu oferta de productos en cada temporada?

Nunca nos conformamos. Somos ágiles, receptivos y aprendemos de las estaciones, de los agricultores de los mercados y de nuestra clientela más fiel. Evolucionamos y recreamos y estamos en una búsqueda incesante de la máxima calidad.

Cambiamos nuestros sabores de temporada, toppings y helados cada 2 meses para mantenerlos frescos y mostrar la generosidad de la despensa de California. Nos encanta presentar proveedores locales que comparten nuestros valores y la gestión del medio ambiente.

¿Algunas de las propuestas más emblemáticas de Smitten?

Entre los clásicos hay que destacar el Brookies ‘n Cream, que mezcla el sabor del brownie con el de las cookies y un toque de vainilla; helado de Maracuyá o fruta de la pasión, que va acompañada de una salsa de chocolate; y Happy Trails (Rastros Felices), helado de azúcar moreno malteado acompañado de anacardos deshidratados, semillas de girasol, copos dulces de coco, jengibre confitado y azúcar de caña. Estas semanas también es posible encontrar sabores de temporada como el de Nibs de almendra y toffee, que se compone de helado de toffee de azúcar caramelizado y nibs de cacao y almendras tostadas.

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