Siendo cocinero (Huesca, 1979), Aitor Otin se deja seducir por la magia del helado y abre su propio obrador con vistas a un huerto en la pequeña localidad de Bierge, en la Sierra de Guara. Discípulo de Angelo Corvitto, tenía claro que valía la pena apostar por helados naturales y cubrir un vacío de mercado en Huesca y Zaragoza. Ha hecho de la personalización del helado gastronómico la punta de lanza de un negocio próspero que trabaja con una inagotable fuente de recursos locales. Con el objetivo de ampliar el horizonte del helado gastronómico en la cocina aragonesa, ha trabajado con cocineros como Óscar Viñuales (Restaurante El Origen, Huesca) y Diego Herrero (Restaurante Vidocq, Formigal).

2015 fue un gran año para Otin. Abre su primera heladería en Huesca, donde se atreve con creaciones más arriesgadas que las que suelen ser habituales en las heladerías, algunas de ellas comercializadas en los restaurantes. Dos ejemplos de helados representativos de su heladería son el helado de yogur de leche de oveja y sorbete de lima y albahaca. 

En los últimos años ha abierto franquicias en Jaca y en Madrid con una buena acogida.