HomeOpiniónCal Sisquet, cuando el éxito y la creatividad funcionan

Cal Sisquet, cuando el éxito y la creatividad funcionan

Cal Sisquet

El pasado viernes estuvimos con Marc Piqué y, con un fin de semana de por medio, hemos pensado que no podíamos dejar escapar la ocasión para expresar brevemente nuestras primeras impresiones. Si no nos falla la memoria diría que es la tercera vez que visitamos Cal Sisquet para comprobar una vez más cómo este joven profesional de Roc de Sant Gaietà, en Roda de Berà (Tarragona), vuelve a reafirmarse como uno de los heladeros más ilusionantes del momento. Hablar del coraje con el que está haciendo realidad lo que para muchos podía parecer una quimera, o centrarnos en su determinación y arrojo, son cuestiones que trataremos largo y tendido en lo que va a ser uno de los reportajes estelares del número de noviembre-diciembre (Arte Heladero 174). Una revista que vamos a empezar a trabajar en breve.

Ya se sabe que el granel es lo que deja más margen de beneficio, pero esto no ha sido una barrera para introducir otros formatos de presentación que pueden ser fácilmente serializados. Polos, individuales, sofisticadas copas heladas, bombones helados, push ups, tartas y envases tipo calippo no se han excluído de antemano porque no se vayan a comercializar. Hay mil razones para hacerlo: por dignificar el oficio, por romper la monotonía del helado a granel, por ofrecer una experiencia de consumo a través de un producto más elaborado, en beneficio de la creatividad, por ofrecer valor añadido y sorprender a nuestra clientela... O, como nos decía Piqué, para complementar el granel, proyectar una imagen de producto más potente y crear sinergias con el restaurante Cal Sisquet, también de la familia.

Marc Piqué

Una pequeña anécdota. A un par de semanas de su cierre por fin de temporada, Cal Sisquet se prepara para tomarse unas pequeñas vacaciones, como el resto de comercios de Roc de Sant Gaietà. Apenas quedan turistas en esta pequeña localidad del litoral tarraconense. Y sin embargo, mientras estábamos realizando el reportaje, nos encontramos dos excursiones bien diferentes. El poder de seducción de estas pequeñas vitrinas confeccionadas con mimo por el propio Piqué ha convertido su heladería en una tienda de joyas heladas. Los comentarios de un nutrido grupo de chicos de una escuela de Barcelona que estaban de excursión en la zona no podían ser más gráficos. Compra por impulso en estado puro. Todos se paraban ante una exposición de helado como no la habían visto nunca. Y la mayoría compraban. Al cabo de un rato se presentó otro colectivo muy diferente en edad, una excursión de la Imserso. Mientras comíamos en la terraza, no daba crédito a lo que estaba viendo. Ancianos de más de setenta años disfrutando de lo lindo, como niños, de formatos poco vistos en las heladerías, como helados tipo calippo y bombones helados, entre los que había almendrados.

Incluso en temporada baja, dos modelos de consumidores con una distancia intergeneracional abismal caían atraídos por un helado bien presentado. Las personas mayores suelen ser los que menos arriesgan en sus elecciones. Y en cambio éstas no dejaban de repetirse los unos a los otros, entusiasmados, “¡probar los helados, que son artesanos, son artesanos!”. 

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