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Libo, una heladería entre bastidores

Libo, una heladería entre bastidores

Fernando Mira Monerris crea Libo en el año 2015, una marca pensada para lanzar productos con la almendra y miel como protagonistas, principales ingredientes en la elaboración del turrón familiar. La marca surge como homenaje a su padre, Liborio Mira Gilbert, que dedicó su vida a la elaboración artesana de turrones y productos navideños. Sin embargo, Libo no se ha conformado con continuar comercializando este selecto surtido de helados y turrones del negocio familiar, Casa Mira Málaga. Ha ido más allá, innovando y creando varias líneas de elaborados como licores, cremas de turrón, velas, jabones, ambientadores, etc… Una exclusiva oferta con una buena salida comercial en espacios como el Club Gourmet de El Corte Inglés y en la campaña navideña, confeccionando lotes para empresas y particulares. En el diseño de algunas de estas cajas regalo, Fernando ha llegado a contar con la colaboración de artistas como José Medina Galeote. Es a través de la comercialización de sus productos en este tipo de proyectos, que fusionan artesanía y arte contemporáneo, que empieza a trabajar con la Fundación Unicaja. Dicha entidad le ofrecerá la oportunidad de abrir una cafetería y heladería Libo en la Sala Unicaja de Conciertos María Cristina (antiguo Real Conservatorio de la ciudad). Se trata de uno de los edificios más emblemáticos de la cultura musical, pictórica y arquitectónica de Málaga y Andalucía, construido en 1871 sobre los restos de un monasterio franciscano del siglo XV. El edificio se construyó para albergar el Liceo de la ciudad, aunque a principios del siglo XX se convirtió en la sede del Conservatorio de Música, función que se prolongó hasta 1971.

Fernando Mira pone en marcha, así, el primer punto de venta físico dedicado a Libo para hacer marca entre el público de la calle y el que asiste a la extensa programación cultural del edificio (conciertos, espectáculos teatrales, presentaciones y eventos literarios, recitales poéticos) con una pequeña oferta de restauración. Su carta de helados se compone de seis de las grandes especialidades tradicionales de Casa Mira (turrón, mantecado, chocolate, crema tostada, sorbete de limón y una recomendación de la casa que va cambiando, desde los sorbetes de mango, de aguacate de la Axarquía -costa tropical de Málaga-, al tradicional helado de vino dulce de Málaga, elaborado con el vino de la bodega Málaga Virgen). “Los helados los servimos exclusivamente en una copa de cristal a la que llamamos “media luna”, cuyo diseño es exclusivo y que lleva varias generaciones en la familia, sin adornos ni salsas, solo helado y nada más”, explica Fernando Mira. “También tenemos bebidas, hacemos batidos helados con la peculiaridad de que sólo se elaboran con leche merengada, además de granizada de café o limón y horchata de chufa. Y por último nuestra especialidad, el blanco y negro. Preparado como siempre lo hemos hecho durante cuatro generaciones: granizado de café servido con helado y nata montada”, comenta.

Sala María Cristina

Así, el pasado 11 de abril se inauguraba Café Libo en la antigua sala de exposiciones para realizar la función de ambigú para el aforo de la Sala Unicaja de Conciertos María Cristina, con capacidad para 360 asistentes. Diez mesas y una pequeña terraza completan el espacio de este nuevo punto de venta, que se suma a las otras tres heladerías Casa Mira de Fernando Mira Monerris. La personalidad que imprime el heladero a todos sus proyectos, encaja a la perfección en el ambiente tan señorial del edificio.

“Nos encontramos en un espacio elegante y relajado donde tomarte un helado, un café o una copa, rodeado de cuadros y frescos del siglo XIX, de autores como José Denis Belgrano y Martínez de la Vega, representantes indiscutibles de la escuela malagueña y representados en la colección del Museo de Bellas Artes de Málaga”, detalla Fernando Mira. “No he querido dejar nada al azar en la cafetería-heladería, desde el logo pintado a mano encargado a un artista local, pasando por  los uniformes con botonadura dorada y bordados en oro, el diseño de las cartas, la vajilla de porcelana, la cristalería, el hilo musical, la decoración floral, son sólo algunos de los pequeños detalles en los que nos hemos esforzado”, sostiene. 

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