La memoria es el timón imaginario que nos permite guardar el rumbo de un oficio, construir su identidad y activar nuevas vías de aprendizaje. Pero la memoria es, sobre todo, lo que conecta con lo que consumíamos en la infancia y las emociones que asociamos a esos momentos. Es precisamente el leitmotiv de Arte Heladero 206, un número que muestra el potencial de las primeras creaciones heladas que recordamos, y el valor de la memoria y de los recuerdos para enlazarnos con ellas. La barra crocanti, la tarta helada al whisky y el pijama que rememora Albert Roca en el Campeonato de España, el esplendor perdido de las copas heladas de los ochenta que vuelven a la vida ahora en Masiá Heladeros Artesanos, y los recuerdos de los clientes como material de trabajo de Irene Iborra (Mamá Heladera) nos hablan sobre todo de memoria. Un lenguaje donde las emociones juegan un papel primordial a través de una revista con otras firmas como la de Stefan Ditzend, Óscar Palacio, Arnau Puchol y Adrián Valenzuela.